GRAN HOTEL DE JACA
Llegada 17
Noviembre
Salida
Adultos 2
Niños 0
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Historia

El Gran Hotel, un icono de Jaca

ARQUITECTURA DEL SIGLO XXEN LA JACETANIA

Obra del arquitecto zaragozano Lorenzo Monclús Ramírez (que también ocupó el cargo de arquitecto municipal de Jaca), el Gran Hotel de Jaca, proyectado en 1956 e inaugurado en 1958, del que destacan los originales pilares que ascienden independientes del resto de la estructura, adelantándose a la fachada, para sujetar el gran vuelo del alero superior.

El hotel supuso un hito en la historia reciente de la ciudad, equiparable a la llegada del ferrocarril o a la instauración de la universidad de verano. Si el primero contribuyó a su auge comercial y el segundo implicó la proyección internacional de la Universidad de Zaragoza desde Jaca, el nuevo equipamiento evidenció la importancia de la ciudad como destino vacacional. Se editaron numerosas postales con imágenes del mismo, convirtiéndose en un icono más de la población.

HITOS FUNDAMENTALES EN LA HISTORIA DEL GRAN HOTEL DE JACA, DESDE SU INAUGURACIÓN

1958

A las 14:30h del viernes 20 de junio de 1958, D. José Sinués, director de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Zaragoza inaugura el Gran Hotel de Jaca, en presencia del obispo y del alcalde de Jaca, D. Juan Lacasa Lacasa.

1982

Constitución de la empresa INHOJASA, que acomete reformas en el hotel, aumentando de 50 a 98 habitaciones.

1987 - 1988

La empresa jacetana Promociones Rioja Aragón, presidida por D. Luis Marco, compra la empresa INHOJASA, incorporando a todos sus trabajadores. En 1988 se amplía de 98 a 165 habitaciones.

1.995 - 2000

En 1995 se constituye INTURMARK (Industrias Turísticas Marco) para su gestión y en el año 2000 se inicia la renovación del mobiliario de habitaciones.

2004 - 2007

Se completa la renovación de habitaciones, así como la instalación de climatización (calderas con gas natural + aire acondicionado).

2017

Renovación y re-decoración de habitaciones, recepción y zonas comunes.
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EL GRAN HOTEL Y JACA

Su historia tiene su origen en el decenio posterior a la Guerra Civil, y permite ilustrar no solo la evolución que experimentaron en este periodo crucial los arquitectos formados en los años inmediatamente anteriores y posteriores a la contienda, sino también el cambio en la manera de concebir el turismo en el Pirineo y la infraestructura hotelera que le da soporte, de manera paralela al que se produjo en el resto del país. En este caso no asociado a sol y playa, sino a una nueva actividad: el esquí, que comenzaba a practicarse en la cercana Candanchú.

UN EDIFICIO ÚNICO

Cada fachada responde de manera distinta a su orientación: hacia el norte presenta alzados de huecos pequeños y ordenados, minimizando las pérdidas térmicas. La fachada sur dispone de grandes ventanales en la galería de invierno, de tal manera que puedan aprovecharse los rayos de sol en los meses más fríos (actualmente este espacio se utiliza como cafetería del hotel).

El volumen residencial tiene un expresivo alzado, en el que grandes huecos comunican las habitaciones con balcones triangulares de planta asimétrica, separados por esbeltas pilastras de piedra, rematado por un gran alero soportado por potentes jabalcones de hormigón, enfatizado por su geometría curva, que permite aprovechar al máximo la radiación solar.

Está “construido con materiales del país”: piedra gris de la zona, paramentos jaharrados con mortero de cemento pintados de blanco, carpintería de pino del Pirineo. Con excepción de la fachada norte del comedor y la cocina, todos los muros son de un único material, piedra o mortero pintado, reforzando así la claridad del planteamiento. Los muros de piedra no tienen ventanas, salvo el alzado sur de la galería de invierno, o en el alzado sur del volumen residencial.

En su diseño muestra “conexiones alpinas”, fruto de una investigación y búsqueda de referencias en colaboración con el entonces estudiante Fernando García Mercadal, inspiradas en referencias de edificios singulares de la villa alpina de Sauze d´Oulx, ó Cervinia, entremezclados con conceptos de arquitectura popular de Jaca.

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PIONERO EN TURISMO DE MONTAÑA

El proyecto inicial del año 1948 fue modificado radicalmente en la versión presentada en enero de 1958. No se limita a sustituir unas formas severas por otras plásticas y sugerentes, habituales en edificaciones turísticas del momento. En las bases del concurso de 1947 se indicaba claramente el requerimiento de poder sectorizar el hotel en invierno, debido a la fuerte disminución en el número de visitantes. Ahora la situación es otra: aparece una nueva actividad. El esquí cobra una importancia en 1955 que no tenía en la década de los cuarenta.

En 1945 se funda la Escuela Militar de Montaña, año de la instalación del primer remonte mecánico en Candanchú. A finales de los años 50 se produce la verdadera popularización del deporte, al mismo ritmo que el crecimiento de dicha estación, viviendo su auge a partir de la década siguiente: en 1960 se realiza el Estudio para la ordenación turística del Pirineo español, que tiene como consecuencia la creación de las estaciones de Formigal (1964), Panticosa (1970) y Astún (1976).

EL GRAN HOTEL HOY

El desarrollo urbanístico de Jaca ha dejado al Gran Hotel en una situación céntrica privilegiada, frente a la Calle Mayor (eje comercial de la ciudad), así como junto al Parque de la Constitución.

El Parque de la Constitución, diseñado por Lorenzo Moncús en su faceta de arquitecto municipal, presenta una evidente armonía con el conjunto del Gran Hotel, destacando entre los parques y jardines de Jaca por suponer un corredor verde que conecta el centro de Jaca con los glacis de la ciudadela y el paseo de la cantera, perimetral a la ciudad. Fruto de esa conexión, en alguno de nuestros paseos podemos deleitarnos viendo ardillas bajando de sus árboles para cruzar rápidamente delante de nosotros.

Ese desarrollo urbanístico de la ciudad también es evidente en el Gran Hotel, con la ampliación de habitaciones en otro volumen residencial anexo, con un diseño más funcional (habitaciones de mayor tamaño), conservando la galería de invierno un uso comunitario, totalmente diáfano, con salones y un bar donde podemos relajarnos, frente a los grandes ventanales orientados a la piscina y el jardín del hotel.

El Restaurante supone actualmente otro volumen, en perfecta armonía con el resto del conjunto del hotel, pero con cierta independencia y una puerta a la calle, frente al Parque del Paseo de la Constitución.

El interiorismo actual del edificio, se ha renovado de la mano de Room 1804 Desing, del grupo Proffetional, combinando la funcionalidad del actual mobiliario con la singularidad arquitectónica del edificio original.